Reflexión verdadera y profunda

Foto de George Becke

¿En qué pensás cuando escuchás la palabra ‘reflexionar’? ¿Qué sentís, en tus emociones y en tu cuerpo, al imaginarte ‘reflexionando’? Y, ¿cuál es la actitud interna que el llamado a ‘reflexionar’ evoca en vos?

Si buscamos un poco el significado de la palabra nos habla de ‘pensar nuevamente en algo, considerar con cuidado o con detenimiento’…

Tal vez sea por cómo se usaba esta palabra en mi entorno cuando era chica, o por mi educación, o por alguna otra razón que desconozco… Sea por lo que sea, a mi la palabra reflexionar me sonaba a ‘has hecho algo mal y ahora te deberías arrepentir para actuar de una forma diferente en el futuro’… uff, cero entusiasmo para reflexionar, ¿no?

Por suerte aparecieron personas que me invitaron a repensar este concepto: reflexionar no es pensar que lo que hiciste estuvo mal, o que lo deberías haber hecho mejor. No es bajar la cabeza sumisamente. No es tener que cambiar quien sos. Claro, tampoco es quedarte pensando lo mismo una y otra vez; no es ese diálogo interno imparable (tipo telenovela mental) donde seguís haciendo un replay de la situación (viéndola en tu mente una y otra vez), sólo que esta vez vos tenés razón, o no cometés el error, o las cosas salen como a vos te gustaría…

Para mi, la reflexión verdadera y profunda es aquella que te invita y te ayuda a contactar con lo que es real, a redescubrirte en profundidad en vez de seguir mentalmente defendiendo o rechazando una postura, una acción o una idea.

Esta reflexión verdadera nos puede ayudar a dejar atrás el miedo a lo real, a lo que es, a lo que sucedió y tal vez a lo nuevo, a lo que es distinto o inesperado. Nos da la oportunidad de ver el panorama más amplio y de observar con mayor conciencia para comprender con mayor profundidad esta realidad de la que somos parte.

Cuando nos animamos a la verdadera reflexión, en vez de sostener rígidamente un punto de vista o defender esa identidad que hemos creado y que sentimos que debemos proteger, nos abrimos al contacto con lo que es, con lo que está ocurriendo, o con lo que ha sucedido con la intención de observar con amplitud, ver lo que no vimos antes, percibir lo que tal vez estemos pasado por alto, abrirnos a otras posibilidades e interpretaciones.

Esta reflexión verdadera y profunda nos pide coraje para salir de nuestro mundo ficticio dónde siempre tenemos razón y donde las ideas preconcebidas nos dan seguridad, para en cambio abrirnos a observar e intentar percibir lo que es, no lo que queremos que sea…

¿Cómo podemos empezar a cultivar y a ejercitar esta reflexión verdadera y profunda? Bueno, una posibilidad sería cambiar las preguntas que nos hacemos. Suena simple, ¿no? Por ejemplo, en vez de hacernos preguntas que nos lleven a responder ‘SI/NO’ - ‘LO HAGO/ NO LO HAGO’ - ‘SOY ASÍ/NO SOY ASÍ’… preguntas que pueden polarizarnos en el SI o en el NO, animarnos a hacernos preguntas que tenga respuestas con más matices, por ejemplo: ¿CUÁNDO SOY ASÍ? ¿EN QUÉ OCASIONES HAGO ESO? ¿CÓMO SE DA ESO EN MI?…

Estas preguntas nos dan más información sobre lo que estamos observando, nos pueden mostrar aspectos que hasta ahora habíamos pasado por alto, y también nos van a ayudar a salir de la identificación con ciertas formas de ser/hacer, y a salir de las ideas de bueno/malo, está bien/está mal (mmmm yo nunca hago eso!… en mi casa no somos así!… de eso no se habla… jamás podría..), para en cambio permitirnos explorar y observar aquello que es y qué sucede en realidad.

Es decir que con estas nuevas formas de preguntarnos sobre lo que nos sucede estamos saliendo de un intento de ‘DEFINIR NUESTRA IDENTIDAD’ (soy así/ no soy así - hago eso/no hago eso) para abrirnos a la oportunidad de ‘REDESCUBRIR NUESTRA IDENTIDAD PROFUNDA Y VERDADERA’.

Cuando nos animamos a ‘redescubrir nuestra identidad profunda y verdadera’, nos acercamos a la plenitud, al disfrute, a lo que le da sentido a nuestra vida, y podemos mejorar la conexión con lo que disfrutamos y con quienes amamos …¿No te parece que vale la pena intentar?

Por favor, recordá que al ser este un trabajo no-supervisado es fundamental que respetes tus propios límites, tiempos y ritmos naturales.

Si ante esta exploración te das cuenta de que necesitás apoyo adicional, o si tenés algún comentario o te gustaría sumarte a uno de nuestros grupos de exploraciones, suscribite a nuestro newsletter o escribime a hola@desajustecreativo.com.

Sigue explorando