Bajar el volumen para redescubrir la creatividad del silencio

Diálogo interno

Esta es una de mis prácticas favoritas, no sólo porque puede hacerse aún si sólo dispones de 1 minuto o 2, sino también por su poder para aclarar la mente, ordenar los pensamientos, comprender las emociones, y salir del ruido y el caos que a veces experimentamos en nuestra realidad interior. Todo eso en sólo 3 pasos: una maravilla, ¿no?

Empieza llevando tu atención hacia tu interior y, de ser posible, cierra los ojos. Durante unos instantes, intenta enfocarte sólo en tu respiración.
Con cada inhalación enfoca aún más tu atención en tu propio centro, en tu cuerpo, en tu propio ser. Como si quisieras anclar tu atención en tu interior y permanecer allí.
Con cada exhalación, imagina que puedes bajar el volumen de tu diálogo interno; como si quisieras bajarlo tanto que se vuelve imposible escucharlo o distinguir las palabras.

Continua así hasta que tu diálogo interno se haya silenciado.

Reflexionamos para redescubrirnos

Las siguientes preguntas te van a permitir profundizar a medida que exploras esta práctica, y te van a ayudar a considerar distintos aspectos y matices de tu experiencia:

¿Te habías puesto a pensar que puedes regular, en incluso suspender por momentos, tu diálogo interno?
¿Has considerado que, tal vez, en algunos momentos tu diálogo interno crea o intensifica el caos en tu realidad interior?
¿Qué palabras aparecen en tu diálogo interno cuando te enfrentas a un desafío: te das aliento y coraje, o te atemorizas y desanimas?
¿Qué palabras o frases podrías incorporar en tu diálogo interno para cultivar la armonía y el bienestar en tu vida?

Y si quieres profundizar aún más, te recomendamos esta meditación guiada: ¿Cómo te hablas?.

Por favor, recuerda que al ser este un trabajo no-supervisado es fundamental que respetes tus propios límites, tiempos y ritmos naturales.

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