Hoy me gustaría compartir contigo una práctica, simple y efectiva, y que te va a ayudar en los momentos en los que sientes enojo, ira o frustración. La intención de esta práctica no es suprimir tu estado emocional –las emociones te hablan de lo que sucede en tu interior, así que es muy importante permitirles estar presente–, sino ayudarte a que esas emociones se vuelvan tolerables y no te abrumen.
La próxima vez que sientas enojo, ira o frustración agitándose en tu realidad interior, intenta lo siguiente:
Te invito a practicar estos pasos ahora, aunque tu estado emocional sea calmo y apacible, para familiarizarte con la práctica así puedes recordarla cuando tu estado interno sea de agitación y caos –estados en los que usualmente nos es difícil detenernos a pensar y actuar con claridad.
Permitiendo que las emociones fluyan
- Comencemos buscando un lugar donde nadie te moleste (puede ser el baño, tu habitación o cualquier lugar en el que te sientas a salvo y tengas algo de privacidad, aunque sea por 2 o 3 minutos).
- Luego, de pie y con los ojos cerrados, empieza a sacudir tus brazos enérgicamente –como si quisieras sacudir toda esa frustración o enojo con el movimiento. Imagínate que el movimiento lleva esas emociones desde el centro de tu cuerpo, pasando por los brazos, y lo expulsa a través de las manos.
- Mientras todavía tus brazos se sacuden con vigor, dale fuerza a tu exhalación. Permite que la inhalación se haga por sí sola y haz algunas exhalaciones por la boca y con fuerza, como si fueran un poco explosivas. Tal vez incluso te ayude hacer un sonido al exhalar para darle más fuerza.
Si las emociones todavía te abruman, repite los pasos 2-3 durante otros 60 segundos y luego detén el movimiento para registrar los cambios. Te invito a probarlo ahora así te vas familiarizando con esta herramienta para que la puedas recordar cuando estas emociones te abrumen y no sepas qué hacer.
Reflexionamos para redescubrirnos
Las siguientes preguntas te van a permitir profundizar a medida que exploras esta práctica, y te van a ayudar a considerar distintos aspectos y matices de tu experiencia:
- ¿Qué te resulta más natural y sin esfuerzo: inhalar o exhalar?
- ¿Te sientes a salvo y con tranquilidad al expandirte para inhalar?
- ¿Te sientes a salvo y con tranquilidad al soltarte para exhalar?
- ¿Cómo puedes conectarte con tu respiración de una manera que te ayude a sentirte a salvo y con más presencia durante el día?
Y si quieres profundizar aún más, te recomendamos esta meditación guiada: Respiro, pauso, respiro, pauso ¡y me suelto!.
Por favor, recuerda que al ser este un trabajo no-supervisado es fundamental que respetes tus propios límites, tiempos y ritmos naturales.
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