Cuando nos animamos a sumergirnos en el propio proceso de exploración y descubrimiento de nuestra verdadera identidad, nos encaminamos hacia la plenitud, nos damos la posibilidad de salir del conflicto interior y de llegar (o por lo menos de acercarnos) a la aceptación y la celebración de quién somos de verdad, de cada parte de nuestro ser real.
Y es verdad que por momentos este puede ser un proceso difícil, en el que sintamos mucha fricción o incomodidad, e incluso puede ser un proceso que nos resulte doloroso al darnos cuenta de que en realidad no somos quien imaginamos ser…
Por esto es que es muy importante que al explorarnos y observarnos lo hagamos de una forma que no nos dañe ni nos abrume. Y para que esto suceda, necesitamos darnos el tiempo para cultivar nuestra curiosidad, nuestra compasión, nuestras ganas de aprender y de amar cada aspecto de quienes somos… darnos el tiempo para aprender cómo darle la bienvenida a cada aspecto que descubrimos, cómo hacerle espacio y escuchar lo que tiene para decirnos, y cómo amar todo eso que descubrimos y que tal vez estaba escondido u olvidado.
Es por esto que hoy te proponemos una forma de explorar esas distintas partes o aspectos de tu ser que están presentes en tu realidad interna, con la intención de empezar a desarrollar una relación de verdadera curiosidad, compasión y amor con cada una de esas partes.
Como siempre, te pedimos que respetes tus propios límites, tiempos y ritmos naturales. Recordá que al ser este un trabajo no-supervisado es fundamental que vayas despacio y respetando lo que sucede en tu interior.
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