¿Cuán presente estás en tu vida? O mejor te lo pregunto de otra forma, ¿cuán profundo es tu contacto con el presente que vivís?
¿Te ha pasado alguna vez darte cuenta que no sabés cómo llegaste a algún lugar, u olvidarte de lo que ibas a buscar a la habitación de al lado? Un ojo en lo que estás haciendo y el otro en el celular, intentando prestar atención a la persona que te está hablando mientras repasás mentalmente la conversación que tuviste con alguien más y a la vez la lista de tareas que querés completar ese día… La verdad es que rara vez estamos presentes, habitando de lleno el presente. Rara vez estamos completamente, es decir física, emocional, mental y energéticamente donde estamos. O nos toman los arrepentimientos o enojos del pasado, o los miedos y fantasías del futuro. O nos metemos en un diálogo interno interminable o estamos elaborando una respuesta a lo que alguien todavía no termina de decirnos.
Y el problema que te trae esto es que la vida que se mueve por vos, tu creatividad, tus recursos, tus necesidades y tu capacidad de disfrute, todas viven en el presente.
Y no estoy hablando de no hacer planes o no tener sueños y disfrutar de nuestras fantasías. Por supuesto que es necesario reflexionar sobre el pasado para aprender. Y claro está que nuestras fantasías y sueños nos orientan, nos entusiasman y nos ayudan a crear el futuro que queremos vivir. Pero la vida está en el presente.
Lo que te propongo es aprender a sumergirte 100% en eso que estás haciendo: si estás haciendo planes para el futuro, dale el 100% de tu atención y tu presencia a eso; y cuando terminaste de hacerlos y es hora de disfrutar otra cosa, a eso que sigue dale también tu 100%… está presente con lo que es, con vos, con tus necesidades y tus recursos, con tu creatividad y con lo que da sentido a tu vida.
Hoy te propongo que empecemos a explorar cómo es que se interrumpe ese contacto profundo con tu presente para que, de a poco y con paciencia, puedas empezar a identificar esas interrupciones y a ‘desarmar’ esos mecanismos que te alejan de tu presente, de tus recursos, de tu creatividad y tu vitalidad.
Recordá que al ser este un trabajo no-supervisado es fundamental que respetes tus propios límites, tiempos y ritmos naturales. No te esfuerces o vayas más allá de lo que te resulte cómodo. Si al explorarte te das cuenta de que necesitás apoyo adicional, o si querés profundizar en estas prácticas, o sumarte a uno de nuestros grupos de exploraciones, suscribite a nuestro newsletter para recibir más información.